Hace mucho tiempo la activada principal en Liguria era la pesca. Los hombres pasaban todo el día en la mar y se llevaban la comida que les habían preparado sus mujeres el día anterior, pero el pan siempre quedaba seco. Esto cambió cuando una joven dejó atrás la manera tradicional de elaborarlo y empezó a experimentar con nuevas recetas, con el objetivo de conseguir un pan que se conservase tierno y así su pareja pensase en ella cuando saliese a pescar.
Después de muchas pruebas y de escuchar los consejos de las ancianas del pueblo, la muchacha creó un pan con masa madre y aceite que estaba muy bueno pero que no se conservaba bien. Una noche la joven se olvidó la masa y esta fue fermentando lentamente. A la mañana siguiente la chica la horneó y le puso una mezcla de agua y sal por encima y así nació la focaccia. En Buenas Migas seguimos la receta original y no nos olvidamos nunca de que el origen de la focaccia fue el amor.